La Joya by Amy Ewing

La Joya by Amy Ewing

autor:Amy Ewing
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-987-747-171-7
editor: V&R Editoras
publicado: 2016-08-03T00:00:00+00:00


Catorce

Mi pulso se acelera mientras camino a paso veloz por el pasillo que termina en el salón de baile.

Quiero explorar un poco más este palacio en soledad, decidir por mi cuenta a dónde ir y qué ver. Varias sirvientas están limpiando las ventanas con vista al jardín y paso con rapidez frente a las puertas y me detengo entre ellas para asegurarme de que no me ven.

Atravieso un jardín de invierno; la galería llena de esculturas me separa del vestíbulo principal. Un olor desagradable me indica que he llegado al salón de fumadores del Duque. Escucho un tenue murmullo de voces y los pasos pesados de unas botas, por lo que me escondo en el estudio pequeño y espío a través de una grieta que hay en la puerta: veo a dos soldados pasar, dirigiéndose a la biblioteca. Espero, escuchando con atención para asegurarme de que se han marchado, y mi vista se posa en un retrato diminuto de la Duquesa con un marco ovalado apoyado sobre un escritorio de tapa corrediza.

Una imagen aparece por voluntad propia; extiendo un dedo y lo apoyo con delicadeza sobre una de las mejillas de la Duquesa.

Una vez para verlo como es. Dos, para verlo en tu mente. Tres, para que obedezca tu voluntad.

Unas grietas de un tono verde asqueroso se expanden sobre su piel, reemplazando el tono caramelo claro que posee. Nunca antes he usado Color en una forma tan específica. Me guste o no, las consultas con el médico realmente están mejorando mis habilidades para los Augurios. Sonrío con picardía: ahora la Duquesa se ve tan desagradable como su comportamiento.

Sé que es peligroso, pero decido dejarlo como un recordatorio personal en medio de tanta opulencia.

Desaparezco por el pasillo, atravieso la biblioteca y giro a la izquierda, luego a la derecha. Dejo atrás el comedor principal y me encuentro en un pasillo que jamás he visto antes. Hecho en su totalidad de vidrio, es un paseo que conecta el palacio central con el ala este.

Al principio, el ala este parece igual al resto del palacio. Pero a medida que me adentro en ella, se torna casi sencilla. Los pasillos están pintados, no empapelados, y los colores son tonos de beige o malva opacos y aburridos. Los cuadros colgados en las paredes muestran paisajes borrosos y tienen marcos simples.

Continúo caminando hacia el este, en alerta, buscando cualquier puerta que lleve al exterior. El silencio me pone nerviosa; mis propios pasos resuenan demasiado fuerte.

–… aún me parece injusto.

Me sobresalto ante la voz inesperada de una muchacha.

–Lo sé, Mary, pero no hay nada que puedas hacer al respecto –responde otra voz femenina.

No puedo detectar de dónde están saliendo las voces. Busco un sitio donde esconderme; intento abrir una puerta a mi izquierda, pero está cerrada. Al igual que la de la derecha.

–La muda es dos años más joven que yo. Yo debería haber sido seleccionada como la dama de compañía de la sustituta.

La muda. Está hablando de Annabelle.

Me apresuro a recorrer el pasillo e intento abrir cada puerta, pero están todas obstinadamente cerradas.



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